Nombre: Haziel: “Dios de Misericordia”
Planeta Urano
Coro angélico: Querubines
Sefiráh: Jojmah
Horario de regencia. De 2:40 a 3 hs.
Se lo invoca para:
· Conseguir el cumplimiento de una promesa.
· Recibir apoyo de los demás y misericordia Divina.
· Tener buenas amistades.
· Reconciliación.
· Dar y recibir bondad.
Cita bíblica:
Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor,
que siempre me has mostrado;
que siempre me has mostrado;
Salmos 25:6
Los nacidos bajo su regencia:
Poseen la gracia y la misericordia de Dios porque
saben comprender y no juzgar los errores de otros. Comprenden que las
experiencias dolorosas ocurren para que podamos impulsarnos cada día a
nuestra evolución. Gozan dela protección de personas mayores e influyentes, por
su actuación brillante lo gran estar en puestos de trabajo importantes.
En los momentos más difíciles contarán con la
Providencia Divina. Se sentirán favorecidos en temas relacionados a la
justicia.
Leal compañero y un gran amigo, en su interior
impera la nobleza de carácter. Crecen continuamente y saben que a pesar
delos obstáculos siempre obtendrá un merecido triunfo en cualquier situación.
Perdona siempre incluso las ofensas más graves sabiendo transmutar lo negativo
en positivo. Apreciará el Arte y el dinero no será problema en su vida. No
medirán esfuerzos en pos de sus ideales.
Haziel: “El niño que quiso ser gigante”
Habéis oído hablar alguna vez de Uran, el niño que
solo con ser un gigante y que los Dioses le concedieron serlo? Pues considérate
afortunado ya que estoy en condiciones de contártelo, yo fui testigo de ello…
Todo comenzó aquella mañana cuando Uran, un
jovencito que apenas si levantaba dos palmos del suelo, llego a su casa
llorando y muy indignado. Su madre que aun no le esperaba se asustó al verlo,
pues no era normal que volviese tan pronto del colegio.
Que te ocurre hijo? -le pregunto preocupada a ver
su silencio-.
Le odio -contesto muy enfadado-. Si, les odio, odio
a todos mis compañeros y no quiero ir más a la escuela.
Sin duda, Uran estaba bastante rabioso. Su gran
pena era no ser mayor para poder enfrentarse a ellos. Fue así como comenzó a
soñar día tras día con querer ser un gigante.
Cuando llego el día de su cumpleaños sus padres le
preguntaron que deseaba de regalo, pero él le contesto que lo único que deseaba
era ser un gigante.
Cuando se acercaba la navidad, Uran pidió a los
Reyes Magos que le permitiesen ser un gigante. Como veis, nuestro amigo estaba
verdaderamente convencido de querer ser mayor que los demás para evitar que
nadie, jamás, volviese a reírse de él.
Fue una noche mientras dormía, cuando ocurrió el
milagro -al menos así se lo parecería a el-. Su espíritu tenía prisa por
abandonar su cuerpo en aquel día, parecía que iba a llegar tarde a una cita, y
así era, pues de repente una voz le dijo:
- Llegas tarde como siempre.
Tendrás que acostumbrar a tu cuerpo material a acostarse antes. Vamos sígueme,
tenemos poco tiempo.
Uran no acababa de salir de su asombro, pues se
sentía como flotando en una nube y la mayor sorpresa se la llevo cuando al
mirar hacia abajo vio su propio cuerpo dormido en la cama.
- No, no te preocupes, no estás
muerto, estas en el Mundo del Deseo. Aquí cualquier sueño podrás hacerlo
realidad, y creo que tienes uno desde hace mucho tiempo, verdad? -le dijo aquel
misterioso ser-.
- Si, quisiera ser un gigante
-contesto entusiasmado el joven-.
- Pues hágase tu voluntad -ordeno
el espíritu reluciente que le hablaba-.
De repente Uran vio como crecía y crecía. Era
increíble, que hermosa sensación.
- Tu mismo debes decidir hasta
donde deseas crecer -le aconsejo de nuevo aquella voz-.
- Ya está bien -dijo el
muchacho-.
Miro a sus pies y casi no se los veía. Estaba muy
satisfecho, y decidió buscar a sus compañeros, deseaba darles una lección que
no olvidarían. A su paso se cruzó con un misterioso enano y quiso divertirse un
poco con él.
- ¿Cómo lo llevas enano?.
- Me llamo Haziel amigo -contesto
dulcemente-.
- Pues apártate de mi camino si
no quieres que te aplaste, ja, ja, ja, … -reía con arrogancia Uran-.
Al tiempo que se burlaba de el, le dio un puntapiés
que le hizo rodar por el suelo. Se quedó mirándole en espera de ver su rostro
crispado por la rabia, pero se llevaría una buena sorpresa.
- Lo siento señor, soy tan torpe
que me he cruzado en su camino. Discúlpeme si le hecho daño -dijo con humildad
Haziel-.
- Pero, ¿cómo puedes ser tan
estúpido?, lo he hecho queriendo para avergonzarte -le dijo Uran-.
- Pierdes el tiempo, pues si siete
veces me pisaras, siete veces te perdonare -contesto Haziel, al tiempo que iba
creciendo en estatura-.
Con el recuerdo de esas palabras, el espíritu de
Uran volvió a su cuerpo material despertándole. Había conseguido hacer realidad
su sueño, pero de nada le había servido, pues aprendió que lo más importante no
era la estatura de su cuerpo, sino la grandeza de su espíritu.
Desde entonces, Uran se dedicó a perdonar y
comprobó como aquellos que un día se burlaban de él, dejaron de hacerlo.
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