Atributo:
Dios que castiga a los malos.
Planeta:
Marte.
Coro
Angélico: Potestades.
Sefiráh:
Gueburá.
Horario de
regencia: de 8:40 a 9 horas.
Se
lo invoca para:
·
Pedir
protección contra ataques injustos.
·
Darnos
conocimiento de verdades divinas.
·
Tener
éxito en los negocios.
·
Cortar
la magia negra cuando es injusta.
Los
nacidos bajo su regencia:
Aspecto
evolucionado: es inteligente, equilibrado y maduro. Consigue equilibrar sus
instintos individuales, aceptando, sin necesariamente seguir los consejos
y demostraciones de cariño de todos. Tiene fuerte iniciativa y perseverancia.
Su vida es clara y plena de alegría. Tiene una apariencia noble y refinada.
Tendrá protección contra cualquier tipo de fuerza negativa y su poder de acción
será invencible. Hará todo de forma lúcida y ponderada y es por eso que sus
iniciativas llegan al éxito. Tendrá una enorme capacidad para conocer el futuro
a través de oráculos, sueños o proyecciones, revalidando constantemente sus
actitudes. Será defensor de las ciencias y de las artes y podrá movilizar a un
gran número de personas por un ideal.
Cita
bíblica:
De los que urden en su corazón
planes malvados
y todos los días fomentan la guerra.
y todos los días fomentan la guerra.
Salmo 140:2
YERATHEL:
‘MALON, EL MALO’
Malón, no
era ni mucho menos lo que podríamos llamar un buen muchacho, sino todo lo
contrario, era tanta su maldad que la fama le precedía allí donde iba.
Era muy
conocido y temido en todos los barrios y nadie lo quería como compañero en la
escuela.
Aquel
desprecio hacia que el malvado Malón se enfadase aún más de lo que ya estaba
corrientemente y se revelaba con actos violentos, destrozando todo cuanto se cruzase
en su camino.
En un par de
ocasiones tuvieron que intervenir los guardias del orden, y en una de ellas le
arrestaron, pero tan solo se limitaron a meterle miedo y al poco rato le
soltaron.
Pero Malón
no se acobardaría con las amenazas de la policía y seguía una y otra vez
sembrando el terror por donde quiera que pasaba.
Cierta
mañana se le ocurrió hacerle una visita a la escuela, sorprendiendo a su paso a
cuantos se cruzaban con él.
Su
apariencia era desastrosa. Daba la impresión de que había dormido con las ropas
que llevaba puestas. Sus cabellos estaban despeinados y en su cara se podía
apreciar que hacía días, tal vez meses que no había tenido contacto con el
agua.
Todos se
apartaban de él cuándo se le acercaba, pero aquello parecía no importarle demasiado
en aquel día.
Siguiendo su
instinto se adentró en una de las clases y una vez dentro se sentó en un
pupitre. De repente y como si se tratase de una plaga infecciosa todos se
apartaron de su lado, quedándose totalmente solo y aislado. Pero de un modo
inesperado y sorprendiendo incluso al propio Malón, un chico se le acerco y con
un sonrisa amable en los labios, le dijo:
-¿Puedo
sentarme contigo?
Aquella
petición hizo tartamudear al despreciado y temido Malón, que estando aún bajo
los efectos de su sorpresa, contesto:
-Sí, sí,
puedes sentarte.
-Bien, creo
que seremos buenos amigos, me llamo Yerathel -comento atrevidamente su nuevo
compañero -.
-Que te hace
pensar que yo quiero ser tu amigo? -pregunto con serenidad Malón -.
-Yo no tengo
nada contra ti. No te considero mi enemigo, ni creo que lo seas nunca, puesto
que aunque me calumnies, me engañes, incluso me castigues, no lo considerare
una ofensa. Pensaré que tal vez le lo haya merecido.
Aquellas
palabras consiguieron hacer latir de nuevo el adormecido corazón de aquel
desgraciado muchacho que hasta ahora se había sentido rechazado y despreciado
por todo el mundo.
Aquel
misterioso chico con su sinceridad había ganado su confianza y le había hecho
sentirse de nuevo un ser vivo.
Desde aquel
día, Malón y su amigo Yerathel vivieron muy unidos y enseñaron a los demás que
el amor debe ofrecerse a todos los seres aunque en ocasiones estos aparezcan
con el rostro del enemigo.
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