Una buena educación enseña al hombre que su luz debe proyectarse a otros.
Si la gente pudiera ver que el cambio se produce como resultado de millones de pequeñas acciones que parecen totalmente insignificantes, entonces no dudaríamos en realizar esos actos pequeños.
Utiliza tu mente para mejorar tu vida, no para destruir las vidas de los demás.
En cada uno hay algo precioso que no existe en nadie más.
Por eso: “no menosprecies a hombre alguno”
Lo que no quieres que los otros te hagan a ti, no lo hagas a los otros.
¡No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz!
Quien comparte generosamente, como por milagro, enriquece la calidad de su espíritu. En contrario, el mezquino que retiene lo que tiene se empobrece día a día.
¿Qué es despertar? Es tomar conciencia de: ¿Quién eres? ¿De dónde vienes y para dónde vas? ¿Qué es lo que has venido hacer aquí?
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