La vida está llena de situaciones que nos mueven el piso: término de pareja, cambio de casa, no tenemos trabajo, o bien, no nos gusta nuestra actividad diaria.
Lo telúrico es inevitable y esos movimientos repercuten directamente en el primer chakra, llamado Muladhara. Éste representa nuestro sostén energético, es una columna de energía que se dirige hacia la tierra y nos soporta en conjunto con las piernas. Desde ahí nos enraizamos, sacamos la energía de la estabilidad, de la solidez, de la sobrevivencia. Desde ahí caminamos sobre un piso más sólido, más firme. Con esta energía en equilibrio, cualquier problema que nos afecte a ese nivel, baja de intensidad y el ruido que genera no es tan fuerte hacia arriba.
Entonces, ¿cómo podemos afirmar el primer centro energético? Siempre la naturaleza es una muy buena opción: caminar descalzo por la arena o por el pasto, permite que la energía telúrica suba por los pies y las piernas para afirmar a Muladhara. Otra alternativa: bailar! Elige la música que más te guste, pero la más cercana a melodías que provengan de la tierra, que hablen del terruño, de los ciclos agrícolas. Por ejemplo, música andina, mapuche o cuecas, no música romántica. ¿Se entiende la idea?
El bailar esta música nos reconecta. Es como una siembra simbólica de Muladhara. Con cada paso en el suelo, lo enterramos en la tierra, nos estabilizamos, solidificamos nuestro piso. En tanto, el movimiento sigue subiendo por los otros centros energéticos y nos va flexibilizando. Movemos las piernas, la cintura, los brazos, los hombros, la cabeza y dejamos que la música nos inunde enteros. Permitimos que la melodía resuene en cada célula de nuestro cuerpo.
De esta manera, también vamos desrigidizando emociones, pensamientos, sensaciones. Recorremos el cuerpo, mientras éste suelta lo que ya no le sirve y se va alineando con la Tierra y con el Cosmos. La columna vertebral se estira y se sostiene en esta energía planetaria para seguir caminando con firmeza por la vida.
En ese momento, con el baile, se une el cuerpo, con la mente y el corazón. Somos el todo, somos conexión y, bailando, limpiamos el ruido emocional que nos generó el problema que nos hizo tambalear.
Ya sabes, a bailar se ha dicho! Y no olvides que puedes apoyar este profundo trabajo con esencias florales.
Paulina Arce Hempel
Lo telúrico es inevitable y esos movimientos repercuten directamente en el primer chakra, llamado Muladhara. Éste representa nuestro sostén energético, es una columna de energía que se dirige hacia la tierra y nos soporta en conjunto con las piernas. Desde ahí nos enraizamos, sacamos la energía de la estabilidad, de la solidez, de la sobrevivencia. Desde ahí caminamos sobre un piso más sólido, más firme. Con esta energía en equilibrio, cualquier problema que nos afecte a ese nivel, baja de intensidad y el ruido que genera no es tan fuerte hacia arriba.
Entonces, ¿cómo podemos afirmar el primer centro energético? Siempre la naturaleza es una muy buena opción: caminar descalzo por la arena o por el pasto, permite que la energía telúrica suba por los pies y las piernas para afirmar a Muladhara. Otra alternativa: bailar! Elige la música que más te guste, pero la más cercana a melodías que provengan de la tierra, que hablen del terruño, de los ciclos agrícolas. Por ejemplo, música andina, mapuche o cuecas, no música romántica. ¿Se entiende la idea?
El bailar esta música nos reconecta. Es como una siembra simbólica de Muladhara. Con cada paso en el suelo, lo enterramos en la tierra, nos estabilizamos, solidificamos nuestro piso. En tanto, el movimiento sigue subiendo por los otros centros energéticos y nos va flexibilizando. Movemos las piernas, la cintura, los brazos, los hombros, la cabeza y dejamos que la música nos inunde enteros. Permitimos que la melodía resuene en cada célula de nuestro cuerpo.
De esta manera, también vamos desrigidizando emociones, pensamientos, sensaciones. Recorremos el cuerpo, mientras éste suelta lo que ya no le sirve y se va alineando con la Tierra y con el Cosmos. La columna vertebral se estira y se sostiene en esta energía planetaria para seguir caminando con firmeza por la vida.
En ese momento, con el baile, se une el cuerpo, con la mente y el corazón. Somos el todo, somos conexión y, bailando, limpiamos el ruido emocional que nos generó el problema que nos hizo tambalear.
Ya sabes, a bailar se ha dicho! Y no olvides que puedes apoyar este profundo trabajo con esencias florales.
Paulina Arce Hempel
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