Desde la antigüedad, al arcángel Rafael se le han considerado protector de la medicina.
La etimología de su nombre terrestre lo vincula a ella, pues del hebreo rafa, curar y el, Dios; es decir que completo, dicho nombre significa medicina de Dios.
CATEGORIA: ANGELES DE LA SALUD.
COLOR DE IDENTIDAD: verde.
LO QUE PODEMOS PEDIRLE: Salud física, mental, emocional y espiritual.
Curación de cuerpo y mente.
Visión espiritual para interpretar adecuadamente las enseñanzas del dolor y la enfermedad en beneficio de nuestro crecimiento.
Ayuda para hallar la armonía interna.
OTROS DONES:
Es el compañero ideal para que todo nos salga bien en los viajes.
San Rafael esta vestido para viajar, ceñido con cinturón, tiene en la mano derecha un bastón con la forma de cetro. Siempre preparado para el viaje y ceñido de verdad y castidad, el cetro simboliza el apoyo, el sostén y la seguridad que el arcángel aporta a todos aquellos que solicitan su ayuda y su asistencia en las necesidades.
A los pies del arcángel aparece la imagen de un pez, representación del relato bíblico, en el cual ayuda al joven Tobías a encontrar alimento y remedio para su padre.
El mejor medio para reconocer los buenos oficios del arcángel san Rafael esta en la historia del viaje que el hijo del profeta Tobías realizo por encargo de su padre. El arcángel libera al joven de un pez que intentaba devorarlo y le indicaba que guarde el corazón, el hígado y la hiel, para utilizarlos como medicinas.
Luego utilizan el resto del pescado como alimento durante el viaje. Le enseña que colocando el corazón del pescado sobre las brasas, el humo ahuyentara los demonios que podrían atentar contra él y que la hiel colocada sobre los ojos de su padre, le devolverían la vista perdida.
Posteriormente intercede para que el joven logre una alianza matrimonial afortunada y luego le deja en casa de su padre Tobías, rico y feliz.
Lo que este arcángel realizo de manera visible, lo hacen cada uno de los ángeles de la guarda, en forma invisible, con cada uno de sus protegidos. Por esto el arcángel san Rafael debe ser invocado para que nos asista en todas nuestras enfermedades y contra los poderes del mal, también en casos de viajes.
Es también patrono de confesiones y penitentes; quienes recurran a él tendrán siempre adecuada orientación espiritual.
Él es el consolador en las dificultades presentes y nuestro socorro en las aflicciones. Allí donde Dios le envía, penetran la resignación y la paciencia; las personas cerca de las cuales permanece, soporta todo, incluso situaciones muy desagradables. Quienes sufren deben recurrir al arcángel Rafael, él cuidara de todos los males del cuerpo y el alma y les sacara de apuros.
También se le conoce como el ángel de las ciencias de la curación. Un texto judío cuenta que él enseño a Noe el poder curativo de las plantas y otro texto habla de una curación a un hombre ciego. Se le reverencia como el ángel que batía las aguas curativas en el estanque de Bethesda. El libro de Enoch nos dice que sus responsabilidades incluyen la curación de las enfermedades y las heridas de los hombres.
Rafael trabaja con los ángeles de la curación y con la Santísima virgen María para la curación de las enfermedades del cuerpo, la mente y el alma.
Cuando se nos presente un problema de salud, debemos acudir con los profesionales indicados, médicos, oftalmólogos, geriatras, etc. Y luego poner a los ángeles a trabajar. Se les pide que alejen cualquier energía negativa que este causando la enfermedad. Luego podemos pedirles que se pongan a la cabeza de los profesionales de la medicina que hayamos elegido y que trabajen a través de ellos.
Invoquémoslos todos los días pidiendo curación, se puede hacer una meditación (ejemplo ya descrito) visualizando una luz verde.
DESCRTO:
CON LA PERFECCIO DEL PADRE, MANIFESTADA EN NUESTRO CUERPO, MENTE Y ALMA. CON LA DIRECCION DEL PADRE FLUYENDO PARA CUERARNOS Y AYUDARNOS A CRECER.
ATOMOS, CELULAS Y ELECTRONES DE NUESTRO CUERPO, QUE LA PERFECCION DEL CIELO SE FUNDA AHORA EN NOSOTROS.
POR LA SOBERANA PRESENCIA DEL CIELO SE FUNDA AHORA EN NOSOTROS.
POR LA SOBERANA PRESENCIA Y POR EL AMOR DEL PADRE.
RAFAEL AECANGEL ALIVIA NUESTRO CUERPO, MENTE Y ESPIRITU PARA QUE SEAN VEHICULOS DE LUZ.
QUE SEAMOS LA RESURRECCION Y LA VIDA EN LA SALUD PERFECTA.
El arcángel san Rafael, unos de los espíritus celestiales que, gozando de la beatifica y eterna presencia de Dios, se nos han manifestado nominalmente, fue enviado por la divina dignación para destacar dos hechos importantes de tal protección: la curación de Sara de la opresión del demonio y como ya comentamos la curación de la ceguera de Tobías, juntamente con la protección viandante al joven Tobías. Es por ello que la iglesia, particularmente en España, celebra su fiesta con especial veneración, siendo muchas las instituciones puestas bajo su especial patronazgo, entre ellas, las fuerzas municipales de la guardia Urbana y la Orden de San Juan de Dios en sus hospitales (fiesta 24 de octubre, misa propia).
Es san Rafael uno de los tres mil santos milites de la corte celestial que nominalmente venera la iglesia y destaca como dignos de veneración particular. Su historia esta referida en el libro de Tobías del antiguo testamento. Se cuenta en dicho libro que el santo patriarca Tobías de la ley mosaica destacaba por su virtud y temor a Dios. Practicando todas las obras de misericordia y caridad. Permitió el Señor, no obstante, que sufriera tribulaciones y trabajos; fue cautivo en Nínive de Salmanasar, perdió sus bienes y hacienda y hasta fue condenado a muerte por su rey Senaquerib, liberándose de ella mediante la fuga. Al regreso a su casa, se dedico nuevamente a obras de misericordia.
Fatigado un día del trabajo de enterrar a los muertos, israelitas como él y victimas de las iras del rey, quiso descansar junto a una pared, cayéndole entonces los ojos, mientras dormía, inmundicias de un nido de golondrinas y quedando por ello ciego. Sobrellevo con admirable paciencia y resignación esta prueba del Señor, soportando hasta agravios y ofensas de su mujer y amigos, que se burlaban y hacían mofa del poco provecho que sus penitencias y virtudes les habían traído. Todo ello le causaba profunda pena, por lo que rogaba fervientemente al Señor auxilio y consuelo. Al mismo tiempo que Tobías insistía en tales fervientes suplicas, una doncella llamada Sara, hija de Raguel, vecina de Rages, ciudad de los medos, rogaba también a Dios la liberara de la desgracia que la afligía, con la muerte de sus varios esposos, apenas contraía matrimonio. Oyó al Señor las oraciones de Tobías y Sara y envío a su arcángel Rafael para aliviarlos.
Creyendo el anciano Tobías próxima su muerte, llama a su hijo para bendecirle, darle sus últimos consejos, que detalla prolijamente el libro santo, y enviarle a cobrar a gabelo, un pariente suyo, residente de Rages, una deuda de diez talentos, que otora le prestara, a cuyo efecto vaya luego en busca de acompañante que le guíe y dirija a Ranges. Obedece el joven Tobías y, al salir de casa, se encuentra con un apuesto joven que se le ofrece para tal viaje.
Preparado todo lo conveniente, emprenden luego ambos el camino. Tras la primera jornada de viaje, se aposentaron a descansar en las orillas del Tigris, circunstancia que aprovecha Tobías para lavarse los pies. De repente un pez monstruoso sale del río y ataca a Tobías; a las voces del joven, acude el arcángel Rafael, que no otro era el acompañante de Tobías, y le ordena que, abrazándose al pez, lo saque del agua. Y así, muerto el mismo, le dice que abra sus entrañas y le saque el corazón, la hiel y el hígado, para servirse de ellos en su tiempo. Preparado el resto para alimentarse durante el camino cuando de ello tenga necesidad.
Pasando por casa de Raguel y prendado Tobías de la joven Sara, le dice el arcángel la pida por esposa, pues no le ocurrirá como a los demás maridos habidos por ella, ya que su corazón era puro y no cautivo de lujuria. Raguel acepto a Tobías con grande gozo y le dio a su hija única, enterado por Rafael de que seria ahuyentado el demonio, causante de los anteriores males, al cumplir el joven Tobías las instrucciones que él le diera.
Entonces saca el muchacho un pedazo de corazón del pez y lo pone sobre unas brasas encendidas en su aposento; mientras, el demonio culpable, atado por el arcángel, era conducido por el mismo a un desierto del alto Egipto, para que no perturbase mas la paz de Sara, que persuadida por Tobías, y siguiendo las instrucciones de Rafael, se pasa la noche en oración para vencer así al enemigo.
San Rafael les dice entonces dulcemente “no temáis, porque cuando yo estaba con vosotros, estaba por voluntad de Dios. Bendecidle y cantad sus alabanzas. Ya es tiempo de que vuelva al que me envío. Vosotros bendecid siempre al Señor y contad sus maravillas”.
Dicho esto desapareció y no volvieron a verle.
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