No existe ninguna oposición ni incompatibilidad entre tu trabajo diario y el otro trabajo interior de investigar quién eres en el fondo de ti mismo que yo propongo. Más aún. Cuanto más desarrolles tu realidad interna, mejor y más conscientemente harás tu trabajo de cada día. Existe un cierto circulo vicioso. Mientras vives con esta mentalidad de que tú tienes que hacer todo, no entenderás bien que al vivir en otro nivel y con otra perspectiva, las cosas se van dando y que aquello que considerabas tan urgente y necesario no lo es tanto.
Cuando alguien ha tomado su realización personal como el trabajo más importante de su vida, La Vida, Dios hacen que las cosas se vayan dando de la manera más adecuada, si realmente tenemos confianza plena y verdadera en Dios y La Vida.
Ordinariamente la gente suele seguir la política del mono. Por una parte dicen que confían en Dios, pero no se lanzan en sus manos sino que siguen agarrando la otra rema, su trabajo, confiando más en él que en las manos de Dios. Para realizarse no hay que dejar el propio trabajo ni ninguna otra cosa. Lo único que hay que dejar es la dependencia del trabajo y el apego a las cosas.
Cuando uno empieza a entender lo que es su propia realidad y vive desde ella, el trabajo exterior y demás actividades cotidianas siguen haciéndose pero sin apego individual, sin inquietud, sin confusión, sin alteraciones distorsionadas de la mente, del “yo” inferior que sólo confía en el poder de su actuar enervante. Es necesario un cambio de perspectiva. La miopía del “yo” inferior impide ver y comprender que las cosas son de otra manera cuando se vive desde el plano del “yo” central. Se da la paradoja de que mientras la mayor parte de la gente dice que desea realizarse, son muy pocos los que se deciden a vivir su realidad, su “yo” central. La mayor parte de la gente vive desde ese “yo” inferior que es una simple estructura mental, sin realidad alguna, pero al que han dedo erróneamente solidez como si esa fuera su realidad. Realizarse es activar o poner en acto la potencialidad que somos en el centro de nosotros mismos. Hacer realidad actual lo que es realidad potencial. En verdad todo cuanto hacemos, todo cuanto sentimos y conocemos es ya efecto de esa realidad que somos. Pero hemos de tomar conciencia clara de ello e impedir que la mente interfiera con la creación de esa estructura mental que es el “yo” inferior que distorsiona, rebaja y envilece nuestro actuar y nuestro ser. Oímos a muchas personas decir frecuentemente que se sienten realizadas. Y es lógico que así lo sientan y digan. Al creer que son su “yo” inferior, el yo de su personalidad, cuando éste se siente gratificado y satisfecho en todos sus deseos, creen erróneamente que están cumpliendo y realizando el objetivo de su vida. Sienten la satisfacción en su yo inferior, de tener fama, éxito, cierto status social que tanto habían deseado, ciertas comodidades… Pero tarde o temprano la verdad se impone y llega el vacío de su falsa realización, la insatisfacción de fondo y la depresión. Todo eso que habían conseguido es inestable e impermanente, está expuesto a los vaivenes de la mente y los acontecimientos fluctuantes. No sirve el argüir: Bueno, mientras gozan y tienen eso que deseaban, se sienten realizados. No nos engañemos y llamemos a las cosas por su nombre. La inestabilidad y precariedad de la satisfacción del “yo” inferior es tal, que son muchos más los momentos de insatisfacción, depresión y desengaño, que los momentos de insatisfacción, depresión y desengaño, que los momentos de alegría. Pero, por encima de todas las cosas, la peor desgracia es vivir alejado de la verdad de sí mismo. Y el ansia de verdad es un aguijón que no permitirá al corazón vivir en paz. Solamente la realización verdadera, el vivir la verdad de nosotros mismos nos puede proporcionar paz y felicidad durable y consistente. La persona humana, cada uno de nosotros no tenemos otro objetivo final en nuestra vida sino realizarnos. Aprender a ver y discernir lo real de lo ilusorio es el comienzo de la realización. Instalarse en lo real de sí mismo y contactar con lo Real Absoluto es la tarea más importante de la vida de cada uno. Es muy común el pensar y creer que para realizarse y vivir internamente nuestra realidad profunda es necesario retirarse a la soledad de los monasterios o por lo menos alejarse de trajines y trabajos de la vida diaria. Y no es así. La realización es posible para todos y en todas las circunstancias de la vida. Es verdad que ciertos ambientes favorecen el trabajo interior. Pero también es cierto que han existido y existen en nuestro tiempo personas que se han realizado interiormente sin abandonar sus trabajos cotidianos. Para que un barco no se hunda, no lo tendremos en tierra firme, sino que haremos que está en el mar sin que el mar lo inunda. Podemos estar entre las cosas sin que las cosas nos absorban. No es fácil, sobre todo en estos tiempos modernos en que tanto bullicio existe en todas partes, conseguir el silencio interior en medio de los ajetreos de la vida diaria. Pero cuando uno supera estas dificultades y da un paso adelante ese paso es tan eficaz como muchos pasos dados sin tener que vencer tantos obstáculos. Cada uno, según el grado de su aspiración y demanda interior, debe ver cómo y cuándo logra esos momentos de silencio interno, tan necesarios para vivir desde el centro de sí mismo. Darío Lostado
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