El yoga goza de una tremenda
popularidad hoy en día, gracias a los probados beneficios físicos y mentales
que produce esta antigua práctica. Quienes lo practicamos, escuchamos con mucha
frecuencia la palabra namasté, generalmente como una despedida, al final de la
clase. Como es una palabra en idioma sánscrito, pocas personas conocen su bello
significado, el cual descubriremos en este artículo.
Su arcaico origen
Los orígenes de la palabra namasté son
muy remotos, ya que proviene de la ancestral cultura hindú. Uno de los tantos
idiomas que se hablan en la India es el sánscrito, el cual es considerado como
una lengua sagrada dentro de dicha cultura. El sánscrito es además un idioma
perfecto y completo desde el punto de vista gramatical, de acuerdo con los
lingüistas.
Los hindúes utilizan la palabra
namasté como forma de saludo y despedida, así como para dar gracias, para
pedir, como muestra de respeto, generalmente acompañándola con el gesto
(o”mudra”) de juntar las palmas de las manos en forma de rezo, colocándolas en
el centro del pecho.
¿Cuál es su significado?
Pasemos ahora a adentrarnos en la
etimología de esta antigua palabra. Para empezar, hay que decir que en realidad,
namasté es una palabra compuesta. El término “namas” significa “saludo” o
“reverencia”, y proviene etimológicamente de nam, que quiere decir “postrarse”
o “inclinarse”. Por su parte, el sufijo “te” es un pronombre personal, bastante
parecido al equivalente en español, por cierto, que significa “a ti”.
Entonces, si juntamos ambos
significados, descubrimos que namasté significaría algo así como “Te saludo” o
“Te reverencio”. Sin embargo, aquí no se agota el significado de esta palabra…
Namasté, espíritu y yoga
Más allá del aspecto estrictamente
semántico de la palabra namasté, el aspecto filosófico-espiritual que posee el
sánscrito, le otorga significados más profundos a esta palabra.
Así, por ejemplo, el término namas
también puede ser interpretado como “Nada mío”, significando que mi ego se
reduce a la nada, connotando una actitud de humildad frente al otro. Si este
saludo se realiza desde el corazón, se establece una conexión genuina entre las
personas, por encima de las expectativas y máscaras sociales.
Otro matiz del significado espiritual
de esta multifacética palabra está en la creencia de que existe una chispa
divina en cada persona. Entonces, cuando la palabra namasté está acompañada del
gesto, o mudra, de las manos en forma de rezo y la inclinación de la cabeza,
estamos tácitamente reconociendo esta presencia divina en uno mismo y en el
otro. Si lo expresáramos con palabras, sería algo así como: “La chispa divina
que hay en mí reconoce la chispa divina que hay en ti”.
Aunque en las clases de yoga se
utiliza namasté al final, como una despedida, en realidad, como vimos al
principio, es tanto una despedida como un saludo. Por tanto, lo ideal sería que
la práctica se iniciara diciendo namasté también como introducción y
preparación. Sin embargo, debido a que al final de la clase la mente y el
ambiente están más serenos, por lo general, los instructores de yoga prefieren
decir este mantra cuando la energía es más propicia.
A partir de ahora, querido lector,
cuando escuches o digas la palabra namasté, recuerda que, según esta cultura
ancestral, estarás participando conscientemente en el proceso de evolución
espiritual que esta palabra tan especial busca estimular en tu interior.
Tomado de barcelonalternativa.es
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