viernes, 17 de julio de 2015

EL DESAPEGO LLEVA A RELACIONES SANAS

Para tener una relación sana debemos aprender el desapego, pues no es recomendable estar con alguien por miedo a estar solo o para que nos haga feliz. Al escoger estar con una pareja debemos sentirnos felices y seguros solos o acompañados, así no cargamos la relación con expectativas que no permitirán su crecimiento.
El desapego o ‘soltar’ es una lección esencial de aprender, pero es un concepto difícil de asimilar y entender, por eso comparto algunos puntos que aclaran lo que es y lo que no es:
* Soltar no es mostrarnos indiferentes y actuar como que la otra persona no nos importa, sino hablar con honestidad y una vez expuesto lo que sentimos dejar que la otra persona escoja lo que siente en el momento.
* Soltar no es cortar los vínculos para alejar a alguien de mi vida, sino respetar a los demás como son y tomar conciencia de que no podemos controlar a nadie.
* Soltar no es ser pasivo, sino actuar sin expectativas y aprendiendo las lecciones que los acontecimientos presentan.
* Soltar no es sentirnos impotentes, sino saber que el resultado final está en otras manos y aceptar ese hecho.
* Soltar no es no planear nada, sino tomar el día y lo que nos sucede como se presenta y apreciarlo aunque sea diferente a lo que planeamos.
* Soltar no es abandonarnos y actuar como que nada me importa, sino aceptar que aunque tengamos debilidades y temas por sanar daremos lo mejor de nosotros mismos.
* Soltar no es no hacer nada por nadie, ni hacerlo todo, sino comprometerse con ellos, darles el coraje y el apoyo necesario para que alcancen su potencial, pero honrar lo que finalmente escojan hacer.
* Soltar no es desechar el pasado y lo que hemos aprendido de él, sino crecer en el presente para lograr un mejor futuro.
* Soltar es dejar que cada uno se haga cargo de su propio destino.
* Soltar es aceptar a los demás con sus luces y sus sombras.
* Soltar es aceptar lo que la vida nos trae.
* Soltar es liberar la resistencia a lo que no deseamos experimentar.
* Soltar es liberar las expectativas, tanto las positivas como las negativas.
* Soltar es amar sin imponer condiciones.
Cuando ya hayas logrado el desapego, la vida te regresará a aprender a estar con alguien. Porque, a veces, llegamos a sentirnos tan bien solos que entonces nos da miedo abrir el corazón al amor y volver a sentirnos vulnerables.
Aprender el verdadero desapego requiere asumir el riesgo de estar feliz con alguien y sin ese alguien.


lunes, 13 de julio de 2015

ESTE ES EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA “NEMASTÉ”

El yoga goza de una tremenda popularidad hoy en día, gracias a los probados beneficios físicos y mentales que produce esta antigua práctica. Quienes lo practicamos, escuchamos con mucha frecuencia la palabra namasté, generalmente como una despedida, al final de la clase. Como es una palabra en idioma sánscrito, pocas personas conocen su bello significado, el cual descubriremos en este artículo.
Su arcaico origen
Los orígenes de la palabra namasté son muy remotos, ya que proviene de la ancestral cultura hindú. Uno de los tantos idiomas que se hablan en la India es el sánscrito, el cual es considerado como una lengua sagrada dentro de dicha cultura. El sánscrito es además un idioma perfecto y completo desde el punto de vista gramatical, de acuerdo con los lingüistas.
Los hindúes utilizan la palabra namasté como forma de saludo y despedida, así como para dar gracias, para pedir, como muestra de respeto, generalmente acompañándola con el gesto (o”mudra”) de juntar las palmas de las manos en forma de rezo, colocándolas en el centro del pecho.
¿Cuál es su significado?
Pasemos ahora a adentrarnos en la etimología de esta antigua palabra. Para empezar, hay que decir que en realidad, namasté es una palabra compuesta. El término “namas” significa “saludo” o “reverencia”, y proviene etimológicamente de nam, que quiere decir “postrarse” o “inclinarse”. Por su parte, el sufijo “te” es un pronombre personal, bastante parecido al equivalente en español, por cierto, que significa “a ti”.
Entonces, si juntamos ambos significados, descubrimos que namasté significaría algo así como “Te saludo” o “Te reverencio”. Sin embargo, aquí no se agota el significado de esta palabra…
Namasté, espíritu y yoga
Más allá del aspecto estrictamente semántico de la palabra namasté, el aspecto filosófico-espiritual que posee el sánscrito, le otorga significados más profundos a esta palabra.
Así, por ejemplo, el término namas también puede ser interpretado como “Nada mío”, significando que mi ego se reduce a la nada, connotando una actitud de humildad frente al otro. Si este saludo se realiza desde el corazón, se establece una conexión genuina entre las personas, por encima de las expectativas y máscaras sociales.
Otro matiz del significado espiritual de esta multifacética palabra está en la creencia de que existe una chispa divina en cada persona. Entonces, cuando la palabra namasté está acompañada del gesto, o mudra, de las manos en forma de rezo y la inclinación de la cabeza, estamos tácitamente reconociendo esta presencia divina en uno mismo y en el otro. Si lo expresáramos con palabras, sería algo así como: “La chispa divina que hay en mí reconoce la chispa divina que hay en ti”.
Aunque en las clases de yoga se utiliza namasté al final, como una despedida, en realidad, como vimos al principio, es tanto una despedida como un saludo. Por tanto, lo ideal sería que la práctica se iniciara diciendo namasté también como introducción y preparación. Sin embargo, debido a que al final de la clase la mente y el ambiente están más serenos, por lo general, los instructores de yoga prefieren decir este mantra cuando la energía es más propicia.
A partir de ahora, querido lector, cuando escuches o digas la palabra namasté, recuerda que, según esta cultura ancestral, estarás participando conscientemente en el proceso de evolución espiritual que esta palabra tan especial busca estimular en tu interior.

Tomado de barcelonalternativa.es

jueves, 9 de julio de 2015

EL CONOCIMIENTO ESTA DENTRO DE TU CORAZON

Uno de los cambios de paradigma más grande que podemos advertir en estos tiempos, es el hecho de darse cuenta de que el conocimiento no se encuentra fuera de nosotros, sino, dentro de nuestro corazón.
Por muchos años se ha aceptado la idea de que nacemos sin conocimiento y que los adultos son los encargados de transmitirlo. Hemos creído que es necesario enseñarle a un niño la mayor cantidad de cosas en el menor tiempo posible para asegurar que tenga éxito en su vida adulta.
Además hemos pensado que aquellas personas que no asisten a la escuela o que no tienen estudios superiores son personas menos preparadas para la vida.
Sin embargo, el conocimiento necesario para tener una buena vida no se relaciona con la cantidad de información que podamos incorporar en la mente, sino, con la cantidad de amor que podamos sentir.
Cuando somos pequeños necesitamos más amor que ninguna otra cosa. Esta necesidad está incluso por sobre el alimento. El conocimiento intelectual está aún más abajo en la escala de necesidades del ser humano.
Un ser humano que no se ha sentido completamente amado en su infancia y que lleve esas heridas en su adultez, no puede sentirse estable emocionalmente y el conocimiento intelectual no será suficiente para que tenga una vida feliz.

Un niño que se ha sentido amado y que no recibe información intelectual, será capaz de procurarse una vida mucho más feliz porque tendrá la estabilidad y solidez suficiente para buscar y encontrar todos los recursos intelectuales, psicológicos y materiales necesarios para ello.
Un adulto puede sintonizar la información que necesita para guiarse en este plano físico por medio de la conexión que puede hacer su alma con la inteligencia universal.
Esta conexión solo puede ser posible cuando hay confianza, paz y armonía dentro de sí mismo. Y esto se consigue cuando se sabe sentir en paz consigo mismo.
El conocimiento es necesario para vivir en esta realidad, pero no se encuentra accesible cuando estamos desestabilizados mental y emocionalmente. Cuando no estamos en equilibrio, no podemos sacar provecho de la información que incorporamos e incluso no tenemos la claridad de cuál es la información que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos. Todo se vuelve confuso.
Una persona con un corazón sano y amoroso es más eficiente y más eficaz porque es capaz de sintonizar lo que necesita en cuestión de segundos sin tener que buscar o esforzarse en aprender alguna cosa en particular. El conocimiento fluye hacia él, llega por distintos medios, encuentra los maestros y la guía que necesita información en su interior.
Los grandes genios de la historia han coincidido en que han tenido acceso a toda la información que han aportado a la humanidad por medio de esta habilidad de sintonizar con esa inteligencia universal.
Vincent van Gogh dijo que veía sus cuadros en la pantalla de su mente y que luego los pintaba en sus lienzos. Albert Einstein dijo que se conectaba a la inteligencia universal para recibir las respuestas a sus interrogantes.
El corazón es mucho más que un músculo encargado de bombear la sangre en el cuerpo. Es un órgano que puede permitirnos sintonizar a la gran inteligencia para recibir información de alto nivel que puede no haber ingresado a este plano todavía.
Todos somos potenciales genios.
Seguramente quien más de alguna oportunidad te ha llegado información por este medio. A todos nos ha sucedido porque es algo natural.
Quise escribir sobre este tema para que no te olvides de sintonizar con la gran inteligencia cada vez que lo necesites. El único requisito que tienes que cumplir es que te regales esos momentos de paz contigo mismo, los que se consiguen cuando te amas y te aceptas tal cual cómo eres ahora mismo.
Si no tuviste la fortuna de ser completamente amado en tu infancia, es suficiente con que ahora que eres adulto, puedas elevar el aprecio por ti, hasta que llegues a sentirte en paz contigo mismo.
Patricia González
Sanaciones, Consulta Virtual, Coaching