Los Ángeles se comunican suavemente,
con dulzura, luz y amor, de forma muy sutil.
Ellos quieren que nosotros manifestemos el amor noble hacia toda la
humanidad y para que lo comprendamos, así se muestran ante nosotros; cuando se
los permitimos, nos guían, nos protegen y están pendientes de cada una de
nuestras necesidades. Llegan para apoyarnos, para enseñarnos que sólo a través
del amor noble, sin egoísmo, encontraremos el camino de regreso a casa de
nuestro Padre.
Son nuestros hermanos mayores y
quieren que nos acerquemos a ellos, conducirnos tiernamente, para que unidos
logremos que el mundo físico en que vivimos se convierta en un mundo
maravilloso y bello.
Para lograr este mundo de amor,
debemos comprender que todos los seres humanos somos hermanos y a la vez
hermanos de todos los Ángeles, porque todos somos hijos del mismo Padre: Dios.
Nos enseñan que todos pertenecemos a una raza inmortal, divina, que no tiene
nada que ver con las características físicas del traje que hoy usa nuestra alma
para desarrollarse en la tierra. Que
tratemos de unificar a la humanidad con una ley celestial, una regla de oro:
“Ama a Dios que vive en ti y en cada uno de tus hermanos”.
Elevar la conciencia hacia el reino
celestial y pedir la asistencia a los Ángeles
permite que sus emanaciones celestiales
lleguen a tu vida y entorno. Las emanaciones angelicales son vibraciones
de paz, salud perfecta, buenas noticias, felicidad, abundancia, armonía y mucho
amor.
El mundo de los Ángeles es de éxtasis
y amor, de música y resplandores divinos. Los Ángeles pueden manifestarse por
medio de los sueños, en las meditaciones, con aromas, y cuando estamos en
oración profunda y fervorosa.
Con profunda humildad acércate a Dios
nuestro padre divino solicitando que los Ángeles y tu Ángel guardián te
acompañen siempre, recibiendo su asistencia
y envolviéndote de su resplandor y protección, sabiduría, constancia,
confianza y mucho amor.
! Armoniza tu vida! Permite que
lleguen a ti las bendiciones del cielo.
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