Atributo: Dios oculto.
Planeta: Mercurio.
Coro Angélico: Arcángeles.
Sefiráh: Hod.
Horario de regencia: de 16:40 a 17 horas.
Se lo invoca para:
·
Auxiliarnos en la revelación de misterios ocultos.
·
Curar enfermedades mentales.
·
Elevar nuestra conciencia a Dios.
Los nacidos bajo su regencia:
Las personas nacidas bajo esta regencia amarán todas las
ciencias y tendrán interés en conocer las propiedades y atributos de animales,
vegetales y minerales. Será puro y creativo, conduciendo su vida con armonía.
Tratará de entender el orden divino en las estructuras humanas, podrá ser un
mago gran sacerdote de las ciencias esotérica. Obtendrá prestigio y autoridad
para dictar cursos y conferencias. Trabajará para encontrar la paz entre las
personas y sabe que cuando pasa una dificultad, esta es un medio para acceder a
su divinidad y tiene gustos simples. Es amante de la naturaleza y estará
siempre atento a pequeños detalles como el romanticismo, la pintura, la música,
los perfumes. Tiene un don poético natural tendrá muchas revelaciones a través
de trabajos iniciáticos.
Cita bíblica:
Que
la gloria del Señor perdure eternamente;
que el Señor se regocije en sus obras.
que el Señor se regocije en sus obras.
Salmo
104:31
HAHASIAH:
‘UN DESCUBRIMIENTO MARAVILLOSO’
Todos coincidían cuando hablaban de Vejur, en que era un joven
raro. Nadie podía prever su comportamiento, él iba a su aire.
Cuando sus compañeros de edad aún se divertían jugando en la
calle o en los parques, el mayor placer que sentía Vejur era leer libros.
Es por ello que todo el mundo sabía que cuando alguien quisiera
encontrarle, tan solo tendría que acudir a la biblioteca, su lugar favorito.
La biblioteca era su santuario, allí se encontraba en paz, lejos
del mundanal ruido. Entre aquellas paredes pasaba más tiempo que en su casa.
Leía y leía horas tras horas buscando incesantemente encontrar las respuestas
que calmaran su sed de conocimiento.
Vejur, desde muy pequeño se había sentido siempre atraído por la
medicina. Los secretos que encerraba el cuerpo humano le fascinaban y por ello
devoraba los textos de fisiología, anatomía y patología.
Aun le quedaban algunos años para estudiar en la universidad,
pero aquello no le impedía satisfacer su ardiente curiosidad. El inspirado
joven tenía muy claro su vocación. Cuando fuese mayor sería un eminente médico,
consagraría toda su vida a los enfermos y aquello le hacía feliz.
Sin embargo, Vejur seguía buscando. Llevaba mucho tiempo
buscando respuestas, pero ningún libro se las daba.
¿Por qué enfermamos realmente? ¿Por qué dos personas con la
misma alimentación y los mismos cuidados, uno de ellos enferma y otro no? ¿Por
qué unos se curan y otros no lo consiguen a pesar de tomar las mismas medidas?
Eran tantas las preguntas cuyas respuestas no lograban acallar
su inquietud.
Cierto día, cuando el joven Vejur se encontraba rebuscando en
una pila de libros viejos algún texto de medicina que pudiera leer, tuvo una
experiencia muy extraña.
De repente y sin saber cómo, un libro resbalo de la estantería y
vino a caer justo en sus manos. El muchacho sorprendido ojeo aquel manual y
quedo admirado. Se trataba de un texto muy antiguo, antiquísimo. Su título
aparecía en hebreo y se lamentó de no saber descifrarlo. En su interior
descubrió una serie de gráficos y temió que la obra estuviese escrita en esa
lengua.
Pero entonces fue, cuando quedo aún más sorprendido. Tenía en
sus manos un manual de magia cabalística referente a la curación de los cuatro
cuerpos.
-¿Cuatro cuerpos? -leyó llamado por el interés el joven Vejur -.
Y así fue como comenzó a leer.
-El que escribe este manual, de nombre Hahasiah, Eterno servidor
del Supremo, siguiendo la sabiduría y la voz de los Siete Grandes Logos,
transcribe con fidelidad lo que sus Majestades le han confiado.
No desvió ni un solo segundo los ojos de aquellas líneas. Sin
darse cuenta, poco a poco fue viviendo cada letra, cada mensaje y su rostro se
iluminaba cada vez más. Estaba absorto en la lectura. Sus incógnitas estaban
siendo reveladas. Ahora conocía las verdaderas causas que llevaban a los seres
a enfermar y a sanar. Conoció los diez grandes Centros -Moradas de Dioses -,
que se encontraban ocultos en cada hombre y que se hacían tangibles en cada
órgano del cuerpo.
El hallazgo de aquel misterioso libro llevo al joven Vejur a
investigar los Grandes Secretos, y cuando fue mayor se convirtió en un gran médico
y su fama se extendió por todo el mundo, pues no tan solo sanaba el cuerpo,
sino también el espíritu, su único señor y dueño.
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