El único medio de atraer hacia
nosotros a las entidades angélicas y de retenerlas, es creando a nuestro
alrededor una atmósfera muy pura. Uno de los momentos más favorables para este
trabajo es el de la salida del sol.
A medida que sube en el horizonte, el
sol cambia de color. Primero es rojo, después anaranjado, después amarillo y,
según sea la calidad del aire, puede tomar matices de verde, de azul, de
violeta; y finalmente se vuelve blanco, incandescente. Cuando se eleva en el
cielo, canta de esta manera toda la gama de colores. Sí, canta, porque cada
color emite un sonido. ¡Y qué sinfonía cuando llega al blanco deslumbrante! Si
aprendéis a participar interiormente en la aparición de la aurora, sentiréis
que en esta sinfonía, en estos destellos de luz, vuestra aura se purifica, se
refuerza y vibra más intensamente; lanza señales a las entidades angélicas que
sienten que son invitadas a una fiesta. Éstas responden a vuestra invitación y,
como todos los invitados que van a una fiesta, os traen regalos.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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