martes, 17 de febrero de 2015

UNA PREGUNTA ADECUADA PUEDE SANAR TU VIDA

Hacer una pregunta adecuada es la clave para recibir una respuesta poderosa. Se requiere cierta dedicación para llegar a formular una pregunta que genere una respuesta útil.

Una buena pregunta hará que la respuesta llegue rápidamente, mientras que una no tan adecuada, hará que la respuesta tarde demasiado en llegar y quizás nunca llegue.

Cuando te haces preguntas cuyas respuestas demoran mucho en llegar, existen muchas posibilidades de que no estés haciendo la pregunta más adecuada a tu situación, aquella que abre la puerta de lo que quieres saber. Cuando la pregunta es bien formulada, la respuesta aparece muy pronto.

El arte de formular las preguntas que abren posibilidades a poderosas respuestas no es acostumbrado por nosotros. Estamos un poco adormilados en este sentido. Muchas veces ni siquiera hacemos preguntas.

Muchas veces, cuando queremos sobrepasar o solucionar alguna situación en la vida, nos quedamos detenidos en preguntas que no tienen respuestas o que no nos llevan a ninguna parte. Aun peor, tenemos la tendencia a formular preguntas en formato negativo:

¿Qué estoy haciendo mal? En vez de decir ¿Qué puedo hacer para hacerlo mejor?

Cuando haces la primera pregunta es posible que recibas una o varias respuestas que expliquen lo que estás haciendo mal. Pero el problema que quieres solucionar seguirá allí sin ser resuelto. Esta pregunta puede llevarte a un laberinto sin salida, porque tendrás la posibilidad de iniciar un viaje interno destinado a contabilizar todo lo que estás haciendo mal e incluso te sentirás tentado a saber desde cuándo lo estás haciendo mal.

Esta pregunta te lleva hacia abajo, hacia una profundidad que se puede hacer cada vez más oscura. Es verdad que puedes estar haciendo algo mal, pero intentar descubrir eso entrando a la profundidad te dificultará la visión y quizás pases mucho tiempo en medio de esa oscuridad antes de ver la salida.

Entonces, lo que quieres solucionar no podrá ser resuelto hasta que te plantees la segunda pregunta.

¿Qué puedo hacer para hacerlo mejor?

Esta respuesta abre posibilidades, estimula tu imaginación, abre tu horizonte, aporta luz sobre lo que te rodea, te permite ampliar el rango de visión, te eleva de un solo paso hacia un lugar más alto. Esta elevación te permite ser más rápido y más eficiente para encontrar la solución, sin que estés lidiando con todo lo que puedas estar haciendo mal.

Así ahorras tiempo y energías, te revitalizas, te entusiasmas y te abres a recibir la información que necesitas. El universo y tu subconsciente están esperando para darte las respuesta y soluciones que necesitas, por eso es tan importante que preguntes de la mejor manera posible, de la manera más adecuada, de la manera más eficiente y expedita.

Otro ejemplo de pregunta no apropiada es:

¿Por qué me pasa esto?

Esta es una pregunta que puede llevarte a hacer un análisis muy extenso de tu situación, tan amplio, que puedes llegar a verte en la necesidad de analizar tus vidas pasadas. El análisis de vidas pasadas puede ser adecuado en algunos casos, pero por lo general, en aquellas cosas sencillas, no se hace necesario.

Algunas preguntas más adecuadas para reemplazar esta sería:

¿Qué puedo aprender de esto?

¿Qué alternativas tengo para solucionar esto?

El arte de hacer buenas preguntas puede sanar tu vida rápidamente. Esta es una de las herramientas más poderosas que utiliza el coaching. El coach te ayuda a descubrir las respuestas que buscas, formulándote las preguntas más adecuadas.

Patricia González

Sanaciones, Consulta Virtual, Coaching


www.evolucionespiritual.com

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