lunes, 4 de mayo de 2015

SENTIRSE SOLA AUN ESTANDO ACOMPAÑADA

 Supongo que como todo ser humano, dentro de lo normal, hemos sentido esos momentos de soledad, el vernos sin nadie alrededor…pero es posible sentirse mas solo aun, mas que estar “físicamente” solos…no sé si alguien alguna vez tuvo esta sensación, de tener su agenda llena de números verla y saber que no tiene a quien llamar; ver que no esta “conectando con nadie”.

Cuando vemos a alguien con la mirada baja dentro de un lugar repleto de personas, nos damos cuenta de que esta solo; cuando alguien dentro de un grupo de fiesteros no sonrie, esta solo; cuando alguien va por la calle, absorto de la gente a su alrededor, quizá con ojos vidriosos, esta solo.

Esto puede deberse a varias razones, entre ellas:

Baja autoestima: si tú no te quieres o no te respetas lo suficiente, tal vez no valores en su justa medida a quienes están junto a ti; por más que ellos traten de demostrar su amor y cuánto les importas, se te dificultará registrarlos.

Sentimiento de soledad o vacío: en caso de conflictos internos sin resolver como abandonos, inseguridades, sensación de inferioridad o similares, estás conviviendo con un agujero emocional que nada ni nadie llenará, aunque tengas una familia numerosa o muchísimos amigos y una vasta vida social. El primer paso es enfrentar y resolver esta necesidad de tu espíritu y así podrás hacer uso de tu capacidad para apreciar lo que tienes.

Amistades que ya no lo son: en muchas ocasiones, quien consideramos un amigo o una amiga nos ha defraudado y ha roto códigos en los que nosotros creemos. Entonces, por más que lo intentamos, no pudimos volver a depositar nuestra confianza en su persona. Es obvio que en su compañía no vas a sentir la contención de otros tiempos y es posible que surja un atisbo de soledad, en remembranza de lo que fue y ya no es en ese vínculo.

Estar con la persona incorrecta: quizá tu pareja no te hace feliz, por la razón que fuera (no siempre se debe a una característica negativa, puede haber incompatibilidad, haber crecido en direcciones que ya no convergen, haber perdido el interés, etc.), además de las conocidas de malos tratos, opuestos a los que te mereces.

Estar en un entorno en el que no te sientes a gusto o en una situación inadecuada: si aceptas un entorno que no deseas pero que toleras porque “me castigan pero tengo que aguantar por el bien de la familia”, “es lo que hay”, “así se dieron las cosas” o “ya se va a separar”, por más que parezca que estás en pareja o que eres el miembro de una familia dichosa, llega un momento en que ya no se puede tapar el sol con un dedo. Eso, sin lugar a dudas, hace aflorar la soledad.

Que tu pareja te preste poca atención: muchas veces nos quedamos dando vueltas en círculo en los reclamos (“ya no salimos como antes”, “cada vez tenemos intimidad más espaciada”, “prefieres a tus amigos/familia de origen antes que a mí”, etc.) en vez de dejar de quejarnos y de asumir una posición proactiva que nos permita comenzar a emerger, con acciones determinadas y con un propósito claro.


En todos los casos, aceptar la realidad y empezar a tomar decisiones basándonos en ella es una de las llaves que puede ayudarte a despedirte para siempre de la soledad en compañía y a darle la bienvenida a sentimientos renovados y contenedores.

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