Atributo: Dios Fuente de sabiduría.
Planeta: Luna.
Coro Angélico: Guardianes.
Sefiráh: Yesod.
Horario de regencia: de 21:20
a 21:40horas.
Se lo invoca para:
Darnos sabiduría y éxito en los
negocios.
Protegernos en viajes por mar.
Los nacidos bajo su regencia:
El que nace bajo su influencia tendrá
una fortuna considerable y se destacará en el medio en que vive por sus
descubrimientos útiles. Podrá ser llamado aventurero por vivir la vida de forma
profunda. Generoso, noble, poseedor de
un espíritu elevadísimo, tendrá enorme posibilidad de éxito. Con su pensamiento
positivo podrá quebrar cualquier tipo de maleficio, tendrá ayuda financiera en
su búsqueda o expediciones que se pueden tomar históricas. Estará siempre
cambiando de ciudad sin programar nada demasiado, dejando que las cosas sucedan
por medio de la sorpresa. Estará siempre
involucrado en situaciones sentimentales múltiples. Adora la libertad y no
soporta los relacionamientos tipo prisión, fiel a sus ideales, jamás hará
sufrir a nadie por sus egoísmos o sacar ventaja de una persona indefensa.
Cita bíblica:
El Señor observa desde el cielo y ve a
toda la humanidad;
Salmo 33:13
DAMABIAH: ‘LA FUENTE DE LA SABIDURIA’
Aquella calma, aquella inactividad,
estaba poniéndole enfermo. No era el hombre que supiera estar con los brazos
cruzados cuando había tanto mundo por conocer.
Eran los pensamientos que manten1an
aun despierto al joven Damabiah, a pesar de estar bien entrada la noche.
Sentado en la cubierta de aquel navío
en el que tan buenas aventuras había vivido, nuestro amigo hablaba en voz alta
como si las estrellas -sus únicas compañeras -, fuesen a oírle.
La silueta de la Luna se reflejaba
nítidamente en las tranquilas aguas del mar. Estaba hermosa e imitaba la
grandeza de su amado Sol, vistiendo sus ropajes más bellos. Estaba llena y
pletórica.
Quedo ensimismado, como hipnotizado
por aquella luz, y de repente y sin saber cómo sucedió aquel hecho tan extraño,
aquel rostro resplandeciente adquirió vida y le dijo:
-Damabiah, Damabiah, debes partir
hacia horizontes lejanos en busca de la Fuente de la Sabidur1a.
El muchacho muy sorprendido se froto
una y otra vez los ojos, pues pensó que debía ser víctima de algún
encantamiento. Pero por mucho que lo intentaba, el rostro sonriente de la Luna
adquiría cada vez más brillo.
- No puedo creer lo que ven mis ojos
-grito un tanto asustado el joven -. Dime, que eres, una ilusión que va a
desaparecer ¿cuándo abra de nuevo los ojos?
- Si no me crees, toma tu caña de
pescar y lanza el anzuelo hacia donde yo estoy- le invito la Luna -
Damabiah obedeció las instrucciones y
lanzo el sedal con fuerza haciendo que el anzuelo llegase justo donde se
encontraba aquel reflejo. Pronto noto como algo había picado y tiro con coraje,
pues temía que se le escapase. El anzuelo había atrapado un pequeño cofre. ¿Qué
misterioso era todo aquello?
Tomo el joven con cierto nerviosismo
el cofre y lo abrió. En su interior encontró un trozo de papel muy antiguo y en
él un mapa dibujado. Era el mapa que debía guiarle hasta la isla donde debía
encontrar la Fuente de la Sabiduría.
Ahora si creía, y cuando fue a darle
las gracias a la Luna, su rostro ya se reflejaba en el agua, había continuado
su camino en el firmamento.
Al día siguiente Damabiah recluto a 40
hombres, fuertes y bregados pescadores que al igual que el sentían un especial
amor por la aventura. Les prometió un tesoro muy valioso si lograban llegar
hasta la isla de Yeshoch.
Con la subida de la marea partieron
rumbo a recorrer los 6 puntos cardinales. Ningún obstáculo impedirá lograr su
objetivo.
Y aunque su valor era evidente, muchos
de los tripulantes dudarían de el en aquel atardecer.
Una terrible tormenta se desencadeno en
pocos minutos. El viento era un ciclón y amenazaba con mandarles al fondo del
mar si no arrasaba pronto.
Los marineros que eran muy
supersticiosos murmuraban entre si que alguien les había hecho sin sortilegio y
había despertado la furia de los espíritus infernales del mar. Aquel temor se
fue extendiendo entre los demás y tuvo que intervenir Damabiah para evitar que
el pánico se hiciese colectivo.
- Sacad el miedo de vuestras mentes y
que hierva la sangre en vuestras venas. ¡Vamos!, tenemos que vencer nuestras
debilidades y la tempestad desaparecerá.
Y así fue, cuando aquellos marinos
lograron poner orden en su interior, el temporal amaino, y la calma volvió a
reinar.
A la mañana siguiente avistaron
tierra. Habían llegado a su destino. En la isla de Yeshoch encontraron una
verdadera Fuente de Sabidur1a y muchos quedaron en aquella isla para siempre.
En cambio otros prefirieron volver cargados de tesoros y riquezas para comprar
con ellas nuevas tierras.
Al final, tanto unos como otros
lograron encontrar la felicidad.
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