Mi camino a una vida más plena y
abundante siempre comienza con Dios.
Puedo considerar que la seguridad
financiera, un hogar cómodo y un automóvil confiable son parte de mi
prosperidad. Sin embargo, se en mi
corazón que mi prosperidad es mucho más que las posesiones materiales y la seguridad que.
La prosperidad es la infinita
provisión de las bendiciones de Dios.
Una de las bendiciones más importantes es el amor de Dios por mí. Y estar consciente de Dios es una experiencia
esencial en mi vida para que yo sea
verdaderamente prospero.
Prospero por medio de mi comunión
diaria con Dios. Dios es la respuesta a mi estabilidad, porque me bendice
continuamente. El camino a una vida más
plena y abundante siempre comienza con Dios, así que comienzo cada día en oración.
“La bendición del Señor es riqueza que
no trae dolores consigo.”—Proverbios 10,22
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