Nombre: Lauviah “Dios Loado y
Exaltado”.
Coro: Querubines, Ángeles al servicio
de Hochmah-Amor. Ángel
Lo que otorga:
Sabiduría.
Obtención del poder.
Protección contra las tempestades, las
naturales y las morales.
Consecución de la celebridad, gracias
al talento.
Protección contra el orgullo, la
ambición desmesurada, los celos y las calumnias.
Lección: Ser sabio y vencer el orgullo
y los celos.
Sefiráh: Jojmá.
Horario de regencia: de 5: 20 a 5: 40
horas.
Se lo invoca para:
Generar amistades profundas.
Revelarnos el significado de los
sueños.
Obtener talento artístico y literario.
Ayudarnos a salir de los tormentosos
espirituales y la tristeza.
Dormir bien.
Tener compresión de las ciencias
espirituales.
Cita bíblica:
Él es el Dios que me vindica, el que
pone los pueblos a mis pies.
Salmos 18:47
Los nacidos bajo su regencia:
Aspecto evolucionado: tiene habilidad
para entender mensajes y revelaciones simbólicas. El mundo astral se manifiesta a través del inconsciente,
ocurriéndoles visiones, premoniciones o imágenes de los mundos superiores. Sus
facultades psíquicas son manifestadas a través de pequeños detalles, como la
música, la poesía, la literatura o en la filosofía. A través de la nobleza de
carácter su espíritu irradia una luz muy intensa interiormente. Sabe que su
parte analógica es capaz de conseguir todo lo que quiere, principalmente cuando
el pedido es hecho por alguna otra persona. Lo que sueña realizar se torna
realidad. Podrá ser el pilar de su familia o un gran apoyo en donde trabaja.
Sus cosas materiales serán conseguidas a través de mucha lucha, hasta a veces
con sufrimiento. Tendrá una reacción agradable y cordial, reconfortante con las
personas más próximas. Entenderá la tristeza, pues sabe conocer los mecanismos
interiores del ser humano. Gustará de la Cábala y de la filosofía. Será una
persona culta.
Lauviah: “Una sentencia sabia”
Un gran alboroto llamo la atención de
los vecinos de aquel pueblo, los cuales se apresuraron hasta el lugar del
incidente, donde pudieron ser testigos de la acalorada conversación que
mantenían aquellos dos jóvenes.
Muy cerca de allí y llamado por la
curiosidad ante tanta algarabía, un guardián encargado de mantener el orden, se
acercó hasta la plaza donde ya se agrupaban muchos ciudadanos.
Paso… vamos, abrir paso -grito el
guardián, al tiempo que intentaba abrirse camino entre la espesa multitud-.
Al llegar a su objetivo fue testigo de
cómo aquellos jóvenes se disputaban a una asustada ovejita.
Bueno, ya está bien. Queréis decirme a
que viene tanto escándalo? -pregunto malhumorado el guardián-.
El culpable es el -gritaron ambos
culpándose mutuamente-.
Dado que no os ponéis de acuerdo,
tendréis que comparecer ante el sabio Lauviah -exclamo el guardián ante aquel
desconcierto-.
Una vez ante la presencia del sabio
Lauviah, fue este quien dijo con voz suave, dirigiéndose a uno de los
alborotadores.
¿Qué tienes que decir en tu defensa?
Señor Lauviah, el culpable es el, que
pretende robarme la oveja que durante meses he criado.
Y tú, que tiene que decir en tu
defensa? -pregunto al otro implicado.
Señor Lauviah, no es cierto lo que
dice este ladrón, la oveja me pertenece -contesto con rabia-.
Bien, en vista de que difícilmente
podremos saber quien de los dos dice la verdad, sacrificad al animal y
repartiros la mitad para cada uno.
El segundo de los alborotadores al oír
la sentencia dijo alegremente:
En verdad que sois sabio señor
Lauviah, es una buena idea.
En cambio, el otro joven se encontrará
triste y apesadumbrado, y fue este gesto de compasión el que hizo a Lauviah
rectificar la sentencia, y dijo:
Entregad la oveja a su verdadero dueño
para que la alegría vuelva de nuevo a su corazón, pues en verdad que su amor
por el animal ha conmovido mi pecho.
Así fue como el Amor consiguió ser una
vez más el revelador de la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario