jueves, 24 de julio de 2014

Ángel Hahasiah 13 de diciembre.

Atributo: Dios oculto.
Planeta: Mercurio.
Coro Angélico: Arcángeles.
Sefiráh: Hod.
Horario de regencia: de  16:40   a 17 horas.
Se lo invoca para:
Auxiliarnos en la revelación de misterios ocultos.
Curar enfermedades mentales.
Elevar nuestra conciencia a Dios.
Los nacidos bajo su regencia:
Las personas nacidas bajo esta regencia amarán todas las ciencias y tendrán interés en conocer las propiedades y atributos de animales, vegetales y minerales. Será puro y creativo, conduciendo su vida con armonía. Tratará de entender el orden divino en las estructuras humanas, podrá ser un mago gran sacerdote de las ciencias esotéricas. Obtendrá prestigio y autoridad para dictar cursos y conferencias. Trabajará para encontrar la paz entre las personas y sabe que cuando pasa una dificultad, esta es un medio para acceder a su divinidad y tiene gustos simples. Es amante de la naturaleza y  estará siempre atento a pequeños detalles como el romanticismo, la pintura, la música, los perfumes. Tiene un don poético natural tendrá muchas revelaciones a través de trabajos iniciáticos.
Cita bíblica:
Que la gloria del Señor perdure eternamente; que el Señor se regocije en sus obras.
Salmo 104:31
HAHASIAH: ‘UN DESCUBRIMIENTO MARAVILLOSO’
Todos coincidían cuando hablaban de Vejur, en que era un joven raro. Nadie podía prever su comportamiento, él iba a su aire.
Cuando sus compañeros de edad aún se divertían jugando en la calle o en los parques, el mayor placer que sentía Vejur era leer libros.
Es por ello que todo el mundo sabía que cuando alguien quisiera encontrarle, tan solo tendría que acudir a la biblioteca, su lugar favorito.
La biblioteca era su santuario, allí se encontraba en paz, lejos del mundanal ruido. Entre aquellas paredes pasaba más tiempo que en su casa. Leía y leía horas tras horas buscando incesantemente encontrar las respuestas que calmaran su sed de conocimiento.
Vejur, desde muy pequeño se había sentido siempre atraído por la medicina. Los secretos que encerraba el cuerpo humano le fascinaba y por ello devoraba los textos de fisiología, anatomía y patología.
Aun le quedaban algunos años para estudiar en la universidad, pero aquello no le impedía satisfacer su ardiente curiosidad. El inspirado joven tenía muy claro su vocación. Cuando fuese mayor sería un eminente médico, consagraría toda su vida a los enfermos y aquello le hacía feliz.
Sin embargo, Vejur seguía buscando. Llevaba mucho tiempo buscando respuestas, pero ningún libro se las daba.
¿Porque enfermamos realmente? ¿Porque dos personas con la misma alimentación y los mismos cuidados, uno de ellos enferma y otro no? ¿Porque unos se curan y otros no lo consiguen a pesar de tomar las mismas medidas?
Eran tantas las preguntas cuyas respuestas no lograban acallar su inquietud.
Cierto día, cuando el joven Vejur se encontraba rebuscando en una pila de libros viejos algún texto de medicina que pudiera leer, tuvo una experiencia muy extraña.
De repente y sin saber cómo, un libro resbalo de la estantería y vino a caer justo en sus manos. El muchacho sorprendido ojeo aquel manual y quedo admirado. Se trataba de un texto muy antiguo, antiquísimo. Su título aparecía en hebreo y se lamentó de no saber descifrarlo. En su interior descubrió una serie de gráficos y temió que la obra estuviese escrita en esa lengua.
Pero entonces fue, cuando quedo aun mas sorprendido. Tenía en sus manos un manual de magia cabalística referente a la curación de los cuatro cuerpos.
-¿Cuatro cuerpos? -leyó llamado por el interés el joven Vejur -.
Y así fue como comenzó a leer.
-El que escribe este manual, de nombre Hahasiah, Eterno servidor del Supremo, siguiendo la sabiduría y la voz de los Siete Grandes Logos, transcribe con fidelidad lo que sus Majestades le han confiado.
No desvió ni un solo segundo los ojos de aquellas líneas. Sin darse cuenta, poco a poco fue viviendo cada letra, cada mensaje y su rostro se iluminaba cada vez mas. Estaba absorto en la lectura. Sus incógnitas estaban siendo reveladas. Ahora conocía las verdaderas causas que llevaban a los seres a enfermar y a sanar. Conoció los diez grandes Centros -Moradas de Dioses -, que se encontraban ocultos en cada hombre y que se hacían tangibles en cada órgano del cuerpo.
El hallazgo de aquel misterioso libro llevo al joven Vejur a investigar los Grandes Secretos, y cuando fue mayor se convirtió en un gran médico y su fama se extendió por todo el mundo, pues no tan solo sanaba el cuerpo, sino también el espíritu, su único señor y dueño.


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