Atributo: Dios loable.
Planeta: Venus.
Coro Angélico: Virtudes.
Sefiráh: Netzaj.
Horario de regencia: de 18:40 a 19 horas.
Se lo invoca para:
Concedernos prosperidad en todos los
sectores.
Abrir canales para tener sueños
proféticos.
Tener lucidez en los actos de la vida.
Liberar a personas viciadas, para
encaminarlas a una vida saludable.
Proteger y guiar a todos los que
trabajan en causas justas.
Los nacidos bajo su regencia:
El que nace bajo su influencia tendrá
como objetivo ser colocado en una posición de liderazgo se distinguirá por su
bravura y gran amor por las cosas, soportando la fatiga con paciencia y coraje.
Trabajará para mejorar a la sociedad y abolir los privilegios o recursos de
personas que no lo merecen. Tendrá éxito en sus viajes al exterior y protección
contra la traición y la venganza. Será un combatiente contra las fuerzas de la
unidad a través de la lectura y la intelectualidad. Estará siempre haciendo proyectos
para formar un mundo nuevo, luchando contra las conciencias inferiores. El
trabajo con ángeles es imprescindible para que su existencia sea mejor en la
tierra. Tendrá grandes revelaciones en sueños, defenderá las buenas causas será
llamado para hacer los planes teóricos siendo considerado un excelente
economista y administrador, principalmente en tiempos de crisis. Alegre, activo
y simpático será siempre el centro de las atenciones en toda situación, es una
persona de mucha garra, fuerza de voluntad, apasionado por todo y por todos.
Ama la vida familiar y a sus hijos.
Cita bíblica:
Los que temen al Señor, confíen en él;
él es su ayuda y su escudo.
Salmo 115:11
NEMAMIAH: ‘EL PRIMCIPE DE LOS
EJERCITOS’
El destino de aquel pueblo estaba en
manos de Nemamiah un bravo guerrero cuya grandeza de alma y su capacidad para
soportar los rigores de la vida le llevó a ser elegido entre muchos para
recibir el mando de los ejércitos.
Mercura ya no era ese paraíso terrenal
donde sus habitantes Vivian felices y en paz. Dejo de serlo desde que las
tropas bárbaras procedentes de las tierras de las sombras emprendieron la
hostil empresa de conquistarla.
Cuatro años de luchas pesaban ya mucho
sobre esa fértil y rica comarca. Muchos eran ya los que habían abandonado el
plano físico para emprender la aventura de retornar a su estado de espíritu y
habitar los planos de la luz invisible.
La situación se hacía cada vez más
insostenible y la única solución era atacar al enemigo, pero, ¿quién dirigiría
el combate?. Esa era la difícil cuestión.
Fue por este motivo que reunieron a
los hombres más valientes del reino. Entre todos ellos debían escoger a uno.
Nemamiah era hábil, muy hábil con la
espada. Jamás ningún otro guerrero le había vencido en batalla, y aquella
reputación le llevo a ser nombrado príncipe de los ejércitos. Ahora la paz de Mercura estaba en sus manos.
El valiente Nemamiah pensaba que debía
romper el cerco que mantenían en la ciudad el enemigo, y se dijo que el único
modo de hacerlo era atacando de imprevisto.
Era tanto el ardor que animaba al
osado guerrero que reunió al ejército para prepararle para el combate. Debía
aprovechar el desconcierto de la noche
para hacerlo, y aun el Sol estaba muy alto en el cielo. Tenía tiempo de
descansar un poco antes de emprender la batalla.
Nemamiah se entregó en manos del
espíritu del sueño y este trasladó a su alma hasta el primer cielo donde se
encontró con un ser extraño.
- ¿Quién eres que tanta luz desprende
tu cuerpo?, ¿acaso un Dios? -pregunto muy sorprendido -.
-Tan solo soy un humilde servidor de
la luz que quiere alumbrar tu camino y ayudar a tu pueblo -le dijo.
- ¿Y cómo podrás hacerlo? -interrogo
muy interesado el joven Nemamiah -.
- No seré yo quien lo haga sino tú con
tus esfuerzos -contesto el espíritu de luz -.
- Dentro de poco atacare y les vecera
-le dijo el joven -.
-No, no debes hacerlo, has de luchar
por la tierra prometida pero no caigas en la tentación de entrar en ella antes
de tiempo -aconsejo el espíritu -.
-¿Qué queréis decir con ello? -pregunto
sorprendido -.
- El mal debe agotar sus fuerzas y
cuando lo haya hecho, entonces debéis atacar, y la victoria será vuestra.
- ¿Y cómo sabré que el enemigo ha
agotado sus fuerzas?
- Lo sabrás, no dudes que lo sabrás -y
diciendo eso el espíritu se alejó -.
Nemamiah retorno a su cuerpo y
despertó. Aun recordaba su experienc1a con aquel providencial ser. Cambio las
ordenes previstas y decidió esperar. Todos se sorprendieron de aquel cambio de
planes, pero tenían confianza en él y esperaron.
Así transcurrieron seis días, seis
largos días sumidos en la más espesa niebla, pero al séptimo, el Sol disipo la
oscuridad y aquello fue interpretado por Nemamiah como la señal de que las
fuerzas enemigas habían agotado sus fuerzas.
Ataco, y lo hizo con su bravura habitual.
En aquella ocasión lograron vencer al enemigo de una vez para siempre. Después
de aquella terrible batalla, la paz retorno de nuevo al reino de Mercura, pero
aquella paz no era para
Nemamiah,
pues otras batallas le aguardaban y debía afrontarlas con la única estrategia
del amor,