Atributo: Dios por encima de todo.
Planeta:
Venus.
Coro
Angélico: Virtudes.
Sefiráh:
Netzaj.
Horario
de regencia: de 20 a 20:20 horas.
Se lo
invoca para:
·
Vivir una vida según las leyes
divinas.
·
Hacer recapacitar a aquellos que se
apartan de los mandamientos.
·
Mantener la armonía entre los
amigos.
Los
nacidos bajo su regencia:
Los
que nacen bajo esta influencia amarán los viajes y los placeres
honestos. Será muy amoroso y sensible. Tienen conciencia de la forma correcta
de actuar, es también una persona introvertida, afectuosa y no se adapta a los
cambios fácilmente. Es tradicionalista manteniéndose fiel a los valores enseñados
por sus padres. Es dotado de muchísima intuición, está abierto a todo lo que
está a su alrededor, pero sin involucrarse. Para sentirse bien en una posición
social o de trabajo necesita tener ideales y crearlos como si fuera una
religión. Necesita soporte ideológico. No le gustan las personas agresivas o
indescifrables. Es paciente al extremo y capaz de soportar todo de la persona
amada o algún familiar. Cuando no recibe afecto prefiere el aislamiento. Su
fuerza vital se manifiesta en la paternidad o la maternidad. Busca establecer
con las personas una imagen filial, será estimado por su equilibrio,
dulzura, amabilidad y afectuosidad. No estará interesado en modificar las
situaciones de un grupo o clase social. No es un revolucionario pero sí utiliza
las energías en las personas más allegadas o en un caso específico. Organiza su
vida de acuerdo con su conciencia, manifestada libremente a través de buenos
actos y compañerismo
Cita
bíblica:
Bendito
sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre.
desde ahora y para siempre.
Salmo
113:2
UMABEL: ‘EL
ASPIRANTE A MONITOR’
Había
estudiado mucho en los últimos 150 años, Umabel no se conformaba con su
condición de aprendiz de Arcángel y quería demostrar a todos que podía llegar a
ser un guía excelente en el que se podría confiar.
Con
ese propósito se dirigió una vez más a las oficinas de reclutamiento. Allí era
donde debía entregar su solicitud para ser admitido como monitor de Arcángeles.
Había soñado tanto con llegar a ser uno de ellos, que estaba dispuesto a pasar
cualquier prueba para conseguirlo.
-
El siguiente -pudo oír el aspirante Umabel -.
Era
el. Había llegado su turno. Tenía en sus manos la oportunidad, y esa
oportunidad era un cuestionario que relleno con sus respuestas.
-
¡Ajá!, veo que dices tener vocación para ocupar el puesto. Ya veremos si es
así. Vamos, adelante -.
Ya
estaba dentro. Delante de él una larga fila avanzaba lentamente y al principio
de esa cola los solicitantes iban siendo entrevistados.
Umabel
observo como muchos volvían sobre sus pasos y quiso saber el motivo de ello.
-
¿Por qué te marchas compañero? -le preguntó interesado -.
-
No sirvo para el puesto -contestó entristecido -.
-
Vaya -pensó Umabel – al parecer no será tan fácil como creía.
No
tardó en llegar su turno, y sin que le diese lugar a respirar, le preguntaron.
-
Cuál es tu especialidad?.
Viendo
que no acababa de salir de su asombro, le repitieron una vez más.
-
Vamos no tenemos toda la eternidad. El mundo nos necesita ahí abajo. Responde, ¿cuál
es tu especialidad?
-
La amistad. -dijo rápidamente Umabel -.
-
Veamos que tenemos por aquí. A ver…, sí, creo que ha habido suerte. Tenemos un
caso de amistad, pero mucho me temo que no te resultara fácil. Otros lo
intentaron pero fracasaron. ¿Qué dices, lo aceptas?
-
Si lo acepto -contesto entusiasmado el joven aspirante -.
-
Pues ponte en camino cuanto antes. Tienes cuatro días para conseguirlo.
Así
fue como el Arcángel Umabel se trasladó urgentemente al lugar donde debía
realizar su misión.
Allí
estaba Mercurio, solo, muy solitario. Se le hacía raro el sabor de la soledad,
pues siempre había tenido al lado a un buen amigo, pero desde que le hizo
aquella faena, el odio pudo más que la amistad.
El
corazón de Mercurio estaba destrozado. Se había enamorado de alguien muy
especial, pero su mejor amigo se cruzó en su camino y la alejo de el. Su mejor
amigo, tenía gracia.
No
muy lejos de allí, se encontraba aquel que un día fuera su sombra. Había
compartido con el todo cuanto tenia.
Sol
no pudo evitar el enamorarse de la misma chica que su amigo. Ella eligió y le
escogió a él, pero no duraría mucho, pronto le abandonaría y aquello le hundió.
Ahora se cobijaba en la droga, ella era su única compañera.
Umabel
comprendió que debía actuar y pensó un plan.
Mercurio
se sintió atraído extrañamente hacia un lugar. Jamás iba a él, pero aquel
día le apetecía hacerlo, pero cuando se encontraba en camino unos malhechores
le asaltaron.
Eran
muchos contra él y sabía que iba a ser castigado y maltratado. Cuando ya todo
parecía que iba a recibir una gran paliza, una voz vino a socorrerle
milagrosamente.
-
Buscáis dinero para droga. No os molestéis yo os lo facilitare, pero dejad al
muchacho.
Era
Sol el que acababa de salvarle. Metiendo su mano en el bolsillo de su chaqueta
saco toda la droga que había en él y se la entregó a aquellos rufianes, los
cuales se conformaron con el cambio.
Sol
quedo frente a Mercurio. Se miraron a los ojos y el recuerdo de un hermoso y
feliz pasado hizo que de ellos brotasen gruesas gotas que cubrieron su rostro.
Lloraban de amor. Un sentimiento que siempre habían compartido el uno por el
otro y que durante un tiempo había permanecido acallado.
Umabel
había conseguido su misión. Ya podía volver al cielo de donde vino. Allí seria
recibido como un excelente monitor.
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