Atributo: Dios que cura las
enfermedades.
Planeta:
Marte.
Coro
Angélico: Potestades.
Sefiráh:
Gueburá.
Horario
de regencia: de 9 a 9:20 horas.
Se lo
invoca para:
·
Protegernos contra incendios,
accidentes y dolencias.
·
Protegernos de la maldad y de la
ruina en los negocios.
Los
nacidos bajo su regencia:
Aspecto
evolucionado: tendrá un buen sentido común y se manifestará en la vida con
prudencia y sabiduría. Resistirá a todo con dignidad y todo en su vida
funcionará de modo perfecto. Auténtico y verdadero consigue siempre salir bien
de las situaciones más caóticas gracias a las ideas luminosas que surgen
repentinamente. Su fuerza espiritual está íntimamente ligada a los ángeles,
inclusive sin saber, ayuda a mejorar el sufrimiento humano. Tendrá siempre una
palabra de optimismo para ayudar a las personas, especialmente en las familias
en cualquier situación de inseguridad porque siempre consciente o
inconscientemente está en sintonía con las fuentes divinas. Tiene
presentimientos en lo relativo a viajes y será siempre conveniente oírlo.
Cita
bíblica:
Dios mío,
no te alejes de mí;
Dios mío, ven pronto a ayudarme.
Dios mío, ven pronto a ayudarme.
Salmo
71:12
SEHEIAH: ‘EL ESPIRITU PROTECTOR’
Muchas
son las personas que se quejan en la vida de tener mala suerte, nada les sale
bien, el destino parece haberse confabulado para castigarlos con su rigurosa
justicia, pero el caso que os voy a contar, opinareis sin duda que es curioso,
puesto que narra la historia de un muchacho al que la mala suerte le perseguía,
y sin embargo, en el último momento, siempre salía victorioso del nefasto
trance. Pero júzguenlo ustedes mismos…
Jupimar
siempre había sido un chico independiente. Gustaba de tomar sus propias
decisiones, aunque estas le llevasen como en aquel, día a enfrentarse a la
muerte.
Desde
hacía tiempo, se preguntaba qué sensación se debía experimentar conduciendo
aquella maravillosa moto que su amigo acababa de comprar. Si se la pedía
prestada tal vez podría saberlo -pensó -, y ni corto ni perezoso, se fue en
busca de él, quien de muy malas ganas y un poco por vergüenza, se la dejo, pero
no sin antes advertirle que no corriera demasiado.
Pero
a Jupimar aquellas recomendaciones le venían grandes. Si esperaba que le
hiciera caso, iba listo.
Tomo
la moto y enseguida busco la sensación que tanto le preocupaba. Acelero y
acelero cada vez más. Sin duda merecía la pena la experiencia. Pero todo estaba
previsto, y al tomar una curva la moto le derrapo y el accidente fue mortal.
Todo
el mundo temió lo peor, puesto que al salir despedido tuvo la mala fortuna de
ser arroyado por un camión que venía en sentido contrario.
Sin
embargo, y cuando nadie contaba con su vida, Jupimar se recuperó de un modo
milagroso.
Era
la tercera vez en el año que salía ileso de accidentes mortales. La primera
ocasión fue un incendio, al final pudo ser rescatado a tiempo cuando ya le
daban por asfixiado. La segunda, fue aplastado prácticamente por un edificio en
ruina que se había desplomado, pero de nuevo le acompañó la fortuna, pues quedó
aprisionado por un hueco, lo cual impidió ser sepultado, y ahora ese accidente.
Nadie
se explicaba la razón y muchos llegaron a pensar que tenía 7 vidas como los
gatos. Otros pensaban, que tal vez tenía un pacto con el diablo, pero el único
que sabía la respuesta era el mismo, pues acababa de conocerla.
Mientras
dormía de camino al hospital, Jupimar tuvo una visita en el mundo de los
sueños. Un ser de luz se le acerco, y ante aquella sorpresa el joven le
pregunto:
- ¿Quién
eres y dónde estoy?
- Soy el Arcángel Seheiah y protejo a
los hombres del rigor del destino, y estas en el Mundo del Deseo -explico aquel
ser de luz -.
- Entonces
estoy muerto? -pregunto angustiado Jupimar -.
- No, no
lo estas, porque yo te he salvado -contesto amistosamente el Arcángel –
- Y, ¿por
qué lo has hecho?, otras personas mueren en accidente y nadie los salva.
- Tienes
razón, pero en el Libro del Debe y el Haber de esas personas no encuentro
ninguna razón que le haga interceder por ellos.
- ¿Entonces
estas a mis servicios porque yo con mi comportamiento en otras vidas he actuado
salvando las vidas de otros?
- Interrogo
muy sorprendido el joven Jupimar -.
- Veo que
lo has entendido, y ahora debes volver. Pero antes recuerda una cosa, no
arriesgues tu vida en vano, pues es muy valiosa para malgastarla.
Gracias
a aquel encuentro, Jupimar dejaría de comportarse imprudentemente y trato
siempre de echar una mano al Arcángel prestando auxilio al necesitado.
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