Atributo: Dios que da alegría.
Planeta:
Júpiter.
Coro
Angélico: Dominaciones.
Sefiráh:
Jesed.
Horario
de regencia: de 11:20 a 11: 40 horas.
Se lo
invoca para:
·
Reconciliaciones entre familiares.
·
Obtener el perdón por ofensas.
·
La partición de herencias en forma
justa.
·
Tener buena relación entre padres e
hijos.
Los
nacidos bajo su regencia:
Será
un gran colaborador para el bienestar social, muchas veces a costa del
sacrificio de intereses personales. Amará vivir en paz con todos y ver a todas
las personas reconciliadas. Su moral estará siempre sobre un rígido control,
pudiendo suprimir sus propios sentimientos. Con mente práctica será admirado
por la manera de resolver cualquier problema. Siempre atentó a los detalles,
hablará de forma discreta y agradable, jamás utilizando la fuerza para hacerse
entender. Su bienestar emocional dependerá de la aprobación de los demás en la
convivencia social. Tendrá riqueza y ayudará a promover asuntos referentes a
medicina y espiritualidad. Su trabajo diario será arduo y lleno de novedades,
debiendo tener cuidado de no ser exigente y austero por demás consigo mismo.
Tendrá inmensa aversión por actitudes extravagantes o escándalos sociales,
probablemente será físicamente atractivo /a y no se preocupará en encontrar su
alma gemela.
Cita
bíblica:
Yo amo al
Señor
porque él escucha mi voz suplicante.
porque él escucha mi voz suplicante.
Salmo
116:1
CHAVAKIAH: ‘EL
ESPIRITU RECONCILIADOR’
Aquellos
que les conocían, decían que había nacido el uno para el otro. y cualquiera que
hubiese tenido la oportunidad de conocerles, llegarían a la misma opinión, y es
que desde muy pequeños El e Iah sintieron algo muy especial que les llevo a una
amistad que muchos envidiaban.
Se
complementaban y entendían tan bien, que nadie les vio jamás discutir.
Cuando
uno de ellos emprendía algo, siempre lo hacía pensando en el otro y aquello era
el secreto que permitió que durante todos aquellos años vivieran como ejemplo
de armonía.
Con
el tiempo fueron creciendo y las experiencias que cada uno iba adquiriendo,
rápidamente las compartía con su compañero.
Pero
llego el día en que Iah tuvo que abandonar el pueblo. Era un poco mayor que El,
y debía desplazarse a la ciudad para continuar sus estudios.
Habían
estado tanto tiempo juntos que nunca pensaron que algún día tendrían que
separarse.
No,
para eso no estaban preparados, al menos eso pensaba El. que veía como un
profundo vacío nacía en su pecho cuando Iah le contaba sus proyectos.
-No
puedes dejarme Iah, deberías esperarme, tan solo me queda un año -le rogaba El
a su amiga e inseparable compañera.
-Pero
El, no lo comprendes, perderé un año y ya sabes que mis padres se han
sacrificado por mí para que logre ir a la universidad. No puedes pedirme eso
-le explico Iah sufriendo enormemente -.
-Ya
veo que tus estudios son mas importantes que yo -dijo indignado El -.
-
¿En verdad crees eso?. Eres injusto conmigo. Pensé que eras mi mejor amigo,
pero veo que tan solo te importas tú -contesto Iah ofendida y dolida -.
-Tú
hablas de amistad. Un verdadero amigo no abandona a otro por ambición. Quieres
ser la mejor, siempre lo has querido.
Aquellas
palabras fueron muy duras y Él lo sabía. En lo más profundo de su corazón no
estaba sintiendo lo que sus palabras expresaban, y sin embargo, no evito que
fuesen dichas.
Iah
profundamente ofendida sintió como sus lágrimas quemaban con gruesas gotas sus
ojos y se alejó de Él, dejándola marchar sin pedirle disculpas por sus duras
palabras.
Se
había quedado solo, aquella amistad tan inalterable se esfumo en solo segundos.
No
podía ir a casa en aquel estado y decidió buscar un lugar aislado donde quedo
sumergido en sus pensamientos.
Pero
no sería por mucho tiempo, pues inesperadamente una voz le interrumpió:
-¿Muchacho,
por qué sufres? Nada te impide ser feliz, al no ser tú mismo -le dijo aquel
misterioso personaje -.
El
quedo muy sorprendido, pues pensaba que estaba solo en aquel rincón oculto. y
además, como sabia aquel desconocido lo que a él le pasaba?
-Por
favor no se ofenda, pero no tengo la costumbre de hablar con desconocidos
-contesto El -. Pero de todos modos, ¿cómo sabe usted que estoy sufriendo?, ¿quién
es usted? -pregunto finalmente llamado por la curiosidad -.
-Mi
nombre es Chavakiah y soy el espíritu de la reconciliación -le contesto
llanamente el tal espíritu -.
-
¿El espíritu de la reconciliación? -expreso admirado El -.
-Muchacho,
¿porque has escogido el camino más difícil que tan solo te lleva al
sufrimiento? Tienes en tus manos la posibilidad de cambiar las cosas. Si has
ofendido a Iah, pídele perdón y reconcíliate con ella. ¿No es eso lo que más
desea tu corazón? -le dijo el espíritu -.
Pero
El apenas si podía oír ya su voz, pues corría presuroso en busca de Iah. Le iba
a pedir perdón y a reconciliarse con ella, pues comprendió que el mal tan solo
podría cambiarlo con el bien, y él lo tenía en sus manos.
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