Tributo: Dios bondadoso por sí mismo.
Planeta: Urano.
Coro Angélico: Querubines.
Sefiráh: Jojmá.
Horario de regencia: de 7:40
a 8 horas.
Se lo invoca para:
Conseguir la gracia de Dios.
Proteger a prisioneros, fugitivos, que
sufren penas injustas.
Protegernos de los ladrones y
asesinos.
Protegernos contra accidentes de auto
y todo tipo de violencia.
Cita bíblica:
Sino que se complace en los que le
temen, en los que confían en su gran amor.
Salmo 147:11
Los nacidos bajo su regencia:
El que nace bajo su regencia tiene una
ligazón Kármica con el país en que vive. Dotado de gran poder espiritual,
madurez y discernimiento. Es un gran amigo y compañero con quien todos desean
convivir. Posee inteligencia analítica busca respuestas dentro de los conceptos
religiosos para todo lo que pasa en el mundo. Dignidad y respecto son
componentes que marcan su fuerte personalidad. Es óptimo administrador, dotado
de una “suerte” natural para los negocios. Podrá estar envuelto en la
recuperación de personas que tuvieron problemas con la justicia, ofreciendo
trabajo, apoyo financiero y moral. Tendrá gran preocupación por la seguridad
tanto filial como de la comunidad. Podrá tener acceso a los medios de
comunicación, radio, televisión y crear polémica en debates.
HAHEUIAH: “LA LEY DE LA MISERICORDIA”
La Justicia era muy rigurosa en la región
de Binah. Su lema era: “si violas la ley, por ella serás castigado”.
Era bien cierto que muchos respetaban
las leyes, pues era tanto el temor que sentían por el peso del castigo que
antes de burlarla se lo pensaba dos veces. Sin embargo, no todos compartían ese
temor, y Haheuiah era uno de ellos. La ley no le preocupaba lo más mínimo y
para demostrarlo se disponía a robar aquella misma noche las arcas reales, como
ya había hecho en otras ocasiones.
Bueno es posible que las veces
anteriores en las que había saqueado el palacio tuviesen mejor suerte, pero no sería
así en esa nueva ocasión, puesto que fue descubierto y apresado por los
guardianes.
Haheuiah no sabía entonces que iba a
ser víctima de la rabia y de la furia que el rey Binah tenía acumulada contra él.
Había sido burlado varias veces por la astucia de un vulgar ladrón, pero ahora
todo era distinto.
Tenía en sus manos la oportunidad de
demostrar al pueblo que la letra de la ley no es tan solo papel escrito. Ahora
comprobarían su verdadero peso.
No tardo en reunirse un jurado y en
celebrarse el juicio, que fue sentenciado en un abrir y cerrar de ojos. Las
pruebas eran evidentes. Había violado la ley y debía ser castigado.
-Este jurado considera por unanimidad
que el prisionero llamado Haheuiah es culpable del delito que se le imputa.
-Siendo así -tomo la palabra el Juez
-, el prisionero deberá cumplir la máxima pena: será exiliado de la región de
Binah y se trasladara a la Zona oscura de Gueburah donde deberá permanecer
hasta su muerte.
Habeuiah sabía muy bien lo que aquello
significaba y a pesar de ello no sintió ira por aquellos que le condenaban.
Reconoció que se merecía ser
castigado, ya que el mismo no había puesto límites a sus acciones. No podía
hacer nada para cambiar aquel veredicto, pero !o que no podía evitar nadie, era
que recurriese al Supremo Juez para que el perdonase sus errores.
-Dios mío, perdona mis culpas y
perdona también a los que aquí en la tierra me juzgan. Que sea tu misericordia
la que disuelva nuestras faltas y que podamos quedar libres de ellas.
Aquella imploración obro milagros,
puesto que el Juez revoco su veredicto alegando que un nuevo elemento debería
introducirse en las leyes, la misericordia.
-Te arrepientes de lo que has hecho?
-pregunto Binah -.
-Reconozco mis culpas señor juez y
solicito ser castigado por ello. -contesto Haheuiah -.
-Siendo así, seréis trasladado a
Palacio y trabajaras al servicio del tesorero real. Esto os redimirá.
Así fue como la Misericordia, un
atributo del amor divino entro a formar parte de la Justicia de los hombres.
Aquel día el mal perdió una nueva batalla.
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